jueves, 5 de mayo de 2011

La misma calle, el mismo bar

Me acerco a la puerta de aquel bar de antaño. Aquel lugar donde Lucybell se había presentado tantas veces. Decido dar una vuelta más por el lugar, al verlo parado con ese ya conocido rostro serio. Acomodo mi saco una y otra vez en mis brazos, como ya es de costumbre. Un signo de nerviosismo más en mi larga lista. Me acerco cada vez más y con una sonrisa a medias en el rostro, lo saludo. Le pregunto si había llegado hace mucho. A lo que responde que no. Miro el piso y mis zapatos mientras camino; y él pareciera pensar que más decir. Me pregunta si en el ICPNA me llamaban Yuri. Le respondo con un "aja" de manera cortante.

Llegamos a la puerta del otro bar. Saco mi billetera, retiro [slideshow]el dinero para pagar mi entrada. Le pregunto si tiene 20 soles. Me enseña su billete de 100 soles como si quisiera darme a entender que el pagaría la entrada. Entramos y veo a M. sentado en un rincón con un par de amigos. Recuerdo que al principio iba a ir con él a aquel bar. Lo saludo con un movimiento de mano y le digo que luego regreso. Nos sentamos alejados de los inmensos parlantes que adornan todo el lugar. Y empezamos a charlar. Primero sobre el lugar. Luego sobre él. Sobre su ex amiga. Sobre mi. Sobre nosotros.

Veo a mi sobrina que se acerca a preguntarme que deseo servirme. La saludo, nos ponemos a conversar sobre su mamá, sus hermanos y para variar, su gato. Todos bien, todos en paz. Llega mi hermano y la conversación se amplia. A los ya tocados temas, se suman mi mamá, mi gato, mi perro y mi papá. Risas. Fotos. Mas risas.

Le presento mi hermano a él. Se dan la mano y toman asiento. Vuelvo a dibujar una sonrisa en mi rostro, esta vez no es a medias. Empiezan a conversar sobre música, guitarristas, cantantes, grupos, mas guitarristas. Mi mirada parece una pelota de pimpom que va de derecha a izquierda. Traen la cerveza a la mesa y él me sirve un poco. La gente va y viene alrededor de nosotros. Enciendo mi lucky strike. Él sigue serio; pero ya me acostumbre a ello. Él enciende el suyo y seguimos conversando sobre lo primero que vemos en la pantalla gigante que tenemos en frente de nosotros. Me dice que no conoce mucho sobre esa música. Él escucha a Drexler y Paez; y yo también pero no pierdo de vista a Stone Temple Pilots y Nirvana. Él cree que los chanchos vuelan y yo creo que él cree en tonterías.

El alcohol va cobrando victimas. Soy la primera en morir, al parecer. Me pongo un poco mas hiperactiva. A él lo noto mas conversador. Llego a un punto en el cual no me importa lo que dice sino, como lo dice. Miro sus labios y no precisamente porque me gusten. Miro ese espacio que se forma entre sus labios al hablar. No siento nervios, ni mucho menos. Deben ser las pastillas que he estado tomando. Me atrevo a colocar mi mano sobre su rostro y llevarlo hacia el mío. Nos besamos, simplemente nos besamos.

Todo se atreve a continuar su curso en cámara lenta. Me pregunta por que lo hice. Yo no se que responder. Lo hice porque quise. Pienso en la textura de sus labios como si se tratara de una tela carisima. Pienso en su lengua danzando sobre la lengua mía. Pienso en que no debería seguir pensando; por el contrario debo maquillar esta situación antes que mi hermano saque las garras y me invite a abandonar el lugar con la vieja excusa de que es muy tarde.

Nos vemos el miércoles. Yo salgo a las 10:30 de la universidad y tu vives por allí. Podemos vernos a esa hora" - le digo desesperadamente sospechando la intención de mi hermano para irnos a casa. Me dice que si, que esta bien. Mi hermano me dice que ya debemos irnos. No le refuto nada y me paro. Él también lo hace. Él sabe bien lo que siento por él; yo, no exactamente. Él sabe que marcamos la misma hora y llevamos el mismo estigma ganado por los momentos de tristeza y melancolía. Él sabe que somos tan parecidos que casi no sabemos donde termino yo y empieza él.

El camino hacia la puerta se hace eterno a pesar de estar a cuatro de donde estábamos. Veo a mi hermano parado al costado del taxi, llamándome. Me despido de él con un beso que se darían un par de desconocidos. La distancia entre taxi y taxi se hace mas grande. Lo imagino sentado con la cabeza recostada sobre la ventana del auto. Me imagino sentada en el mismo auto recostada sobre la otra ventana. Abro los ojos y hago una conexión con la realidad. Estoy sentada recostada sobre la ventana; ventana que es de otro auto. No lo tengo a mi lado ni al frente ni detrás. Estoy en otro auto, en otra realidad. No pienso en los próximos días; solo pienso en que después de casi un lustro, mi estomago volvió a bailar. Pienso en las circunstancias tan singulares que me llevaron a estar en ese bar, en esa calle.

Coloco el cuerpo en mi cama y empiezo a soñar...

2 comentarios:

  1. No somos conscientes de las circunstancias que nos llevan hasta momentos tan neutrales, vacios, faltos de sustancia, sino hasta después de experimentarlos, y darse cuenta que de la A la Z, todo fue absurdo.

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  2. Me gustan los absurdos. Me gustan experimentar. Me gusta escribir. Y en ocasiones paso de ser espectadora a ser actriz.

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